lunes, 21 de febrero de 2011

Navarra. Rutas del Reyno. Ruta 1, 3ª parte


Ruta 1. Pamploma y su Cuenca



En esta 3ª parte de la ruta 1 se ofrece información e imágenes de los siguientes 10 lugares: Museo Oteiza, Palacio Condestable, Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra Baluarte, Palacio de Navarra, Parque de la Media Luna, Parque Eólico de la Sierra del Perdón, Parque Fluvial del Arga, Parque Yamaguchi, Planetario de Pamplona y Teatro Gayarre.
Museo Oteiza
Localidad: Alzuza (31486). Dirección: C/ la Cuesta, 7. Zona: La Cuenca de Pamplona. Web: www.museooteiza.org  Email: info@museooteiza.org Teléfono: 948332074 Fax: 948332066
Horário de invierno 2011: de martes a viernes, de 10:00 a 15:00. Sábados de 11:00 a 9:00. Domingos y festivos, de 11:00 a 15:00. Las entradas se pueden adquirir hasta media hora antes del cierre. Precio: 4 €. Precios especiales para determinado colectivos y para grupos. Entrada gratuita todos los viernes.
Situado en el entorno rural de Alzuza, pequeña localidad ubicada a 8 km de Pamplona, el Museo Oteiza alberga la colección personal de Jorge Oteiza, uno de los creadores más significativos de la escultura del siglo XX.
El Museo contiene una selección representativa de su obra, compuesta por 1.650 esculturas, 2.000 piezas de su laboratorio experimental, y numerosos dibujos y collages.
El edificio, un gran cubo de hormigón rojizo, es obra del que fuera uno de sus más íntimos amigos y colaboradores, el arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza, e integra la vivienda ocupada por Jorge Oteiza durante dos décadas, lo que permite al visitante conocer la peculiar forma y el íntimo ambiente en que el artista desarrolló su obra.
Jorge Oteiza (Orio 1908 – San Sebastián 2003) y su esposa e incondicional colaboradora, Itziar Carreño, se instalaron en Alzuza en 1975. Oteiza convirtió aquella casa en vivienda, lugar de trabajo, biblioteca personal y almacén para su colección de esculturas y piezas del Laboratorio de Tizas. Asimismo se convirtió en escenario de encuentros y debate intelectual de destacados representantes del ámbito socio-cultural, que encontraron en Oteiza un referente de singular trascendencia.
El artista donó a Navarra su colección personal en 1992, lo que permitió la consolidación de la Fundación que lleva su nombre, y en consecuencia, el proyecto del Museo Oteiza, gran cubo de hormigón rojizo que se encargó de levantar su amigo, el arquitecto Francisco Sáenz de Oiza. El museo se inauguró el 8 de mayo de 2003, un mes más tarde del fallecimiento del artista en Sebastián y se configura como una de las colecciones monográficas más extensas del arte contemporáneo.
La exposición de la casa-taller propone un itinerario por tres espacios básicos, habitados y conformados por el artista: El Laboratorio, centrado en el proceso creativo y la obra como resultado final; La Casa, testimonio del hogar del artista y lugar de intimidad y reflexión; y El Taller, con espacios para talleres didácticos. En la planta superior se encuentra la Biblioteca y futuro Centro de Documentación, que acoge más de 5.000 volúmenes de la biblioteca personal del artista.
Jorge Oteiza ha sido uno de los artistas fundamentales en la evolución de la escultura del siglo XX; su obra está marcada por la experimentación estética, por la desocupación de las formas y por el vaciamiento de la escultura. Entre sus esculturas más conocidas, se encuentran la Estatuaria de la Basílica de Arantzazu (en Oñate, Gipuzkoa), el monumento al padre Donosita y toda su colección del Laboratorio de Tizas. Pero Oteiza fue un artista polifacético, y trabajó también el ensayo, la poesía, la arquitectura, el cine, la antropología y la socialización de la cultura y el arte, y publicó obras como “El final de arte contemporáneo”, “Quousque tandem…” o “Existe Dios al noroeste”.
Ha recibido premios tan relevantes como el de escultura de la IV Bienal de Sao Paulo (Brasil) en 1957, la medalla de Oro de las Bellas Artes en 1985, el premio Príncipe de Asturias de las Artes (1988), la Medalla de Oro de Navarra (1992), el premio Pevsner (1996), la medalla del Círculo de Bellas Artes de Madrid o la Medalla de Oro de Guipúzcoa (1999).
Entre los atractivos turísticos cercanos a Alzuza, se encuentra el campo de golf de Gorraiz. Y en Pamplona, además de disfrutar de su completa oferta social, cultural y gastronómica, sentirá la presencia de Jorge Oteiza en diversas esculturas instaladas en la plaza del Castillo, plaza Conde de Rodezno, la Ciudadela, parque de Yamaguchi, plaza Félix Huarte y campus de la Universidad Pública de Navarra.  
Palacio Condestable
Localidad: Pamplona (31001). Dirección: Calle Mayor, 2. Zona: La Cuenca de Pamplona. Estilo: Renacentista. Siglo de construcción: XVI. Horario de visita: Invierno de 2011: de martes a sábado, de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00. Domingos, solo por las mañanas. Teléfono: 948424100.   
Este edificio histórico, situado en la confluencia entre las calles Mayor y Jarauta, es el único exponente de la arquitectura civil de la Pamplona del siglo XVI. Para conocer el origen del palacio es necesario remontarse hasta 1548 cuando Luis de Beaumont, Condestable de Navarra, compró 4 casas colindantes para ampliar la suya que estaba en la esquina de la calle Mayor. El título de Condestable de Navarra proviene del primer tercio del siglo XV y se utilizaba para designar a los nobles encargados de portar el estandarte real.
A lo largo de su trayectoria, el inmueble ha servido a la ciudad como sede episcopal e incluso como ayuntamiento. En el siglo XXI, tras acometerse importantes trabajos de restauración, este palacio abre sus puertas al servicio de los ciudadanos como centro cívico y engrosa la lista de bienes de interés cultural de Navarra. La reforma emprendida ha devuelto al inmueble su apariencia original recuperando elementos como su caprichosa esquina.
El edificio sigue el modelo de los palacios renacentistas. Desde la calle Mayor se accede por un zaguán tras el que se abre un patio con la escalera principal en un costado. Alrededor de este espacio se sitúan las estancias. El conjunto se completa con un jardín trasero donde en tiempos se ubicaban las caballerizas.
Planta Baja
El patio está acotado por 14 columnas octogonales, 8 de ellas originales. En el podemos admirar un aljibe hallado en la excavación arqueológica. La sala más antigua es una estancia medieval de más de 6 metros de altura caracterizada por tres grandes arcos ojivales.
Primera planta
Es la planta noble y alberga tres grandes salones con techos con artesonados de madera parte de ellos con la policromía original. A lo largo de cuatro siglos de uso las paredes se decoraron al gusto de sus inquilinos y el recorrido por las salas permite apreciar algunos esbozos de otros tiempos. En este piso se ha instalado la exposición sobre el genial violinista Pablo Sarasate. Además, las salas nobles acogerán exposiciones temporales de diversas temáticas.
Segunda planta
Durante casi dos siglos estuvo ocupada por el personal al servicio del palacio que se dedicaron a realizar grafitos en las paredes. Dibujos anónimos hechos a lápiz y de variada temática. En la actualidad esta planta sustenta el lucernario que da luz natural al conjunto. Destaca la recuperación de la galería de arquillos apuntados en la fachada del edificio que se abre a la calle Mayor.
Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra, Baluarte
Localidad: Pamplona (31002). Dirección: Plaza del Baluarte. Zona: La Cuenca de Pamplona. Web: www.baluarte.com Email: baluarte@baluarte.com Teléfono: 948066060 Fax: 948066077.   
Situado en el corazón de Pamplona, entre la Ciudadela y el Parlamento de Navarra, se levanta el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra Baluarte, claro ejemplo de la arquitectura moderna de la ciudad, así como referente cultural y congresual de la Comunidad.
Esta imponente construcción de tres plantas revestida en granito gris oscuro, alberga en  su  interior  un  gran auditorio con capacidad para 1.560 personas,  una   Sala de Cámara, además de salas de exposiciones, congresos y conferencias.
Baluarte programa cada temporada una amplia variedad de espectáculos, en los que los conciertos, la danza y el teatro constituyen el máximo exponente de la oferta cultural de una ciudad que con la llegada del siglo XXI ha visto cumplidas sus expectativas artísticas y culturales.
Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra BALUARTE, inaugurado por los Duques de Lugo en octubre de 2003, es un moderno edificio con planta en forma de L, que se abre a las calles más comerciales de la capital navarra a través de una gran plaza empedrada.
A sus espaldas queda la Ciudadela, recinto amurallado del siglo XVI que posee una de las zonas verdes más extensas y populares de la ciudad. Los restos del “baluarte” de San Antón, derribado a finales del siglo XIX con el primer ensanche de la ciudad, salieron a la luz durante la construcción de este Palacio de Congresos. Dichos vestigios, que pueden contemplarse hoy en una de las salas de exposiciones, son los que han marcado definitivamente el nombre del edificio.
El arquitecto Patxi Mangado diseñó BALUARTE como un edificio lineal y sin excesiva altura, que revistió en su exterior con placas de granito de Zimbabwe gris oscuro y en cuyo interior se utilizaron revestimientos de haya y maderas tropicales. En contraste con la fachada de vidrio que mira a la plaza, el alzado que da a la Ciudadela es pétreo y rotundo.
Al interior de BALUARTE se accede a través de un gran vestíbulo principal de grandes lucernarios y desde las grandes cristaleras de la tercera planta se puede disfrutar de una bella panorámica de la Ciudadela. La amplitud espacios y las diversas estancias, dotadas de las más avanzadas infraestructuras, se multiplican para atender a todo tipo de manifestaciones en torno al mundo del arte y la ciencia.
Este edificio de 63.000 metros cuadrados alberga dos salas de conciertos: la Sala Sinfónica o Auditorio Principal, con capacidad para 1.560 espectadores, y la Sala de Cámara, para medio millar de espectadores. La primera de ellas, con un espectacular techo que simula una gran vela de barco suspendida en el aire, cuenta con todo el equipamiento necesario para albergar tanto congresos, como recitales, conciertos sinfónicos con coro, ópera de formato especial, ballet con orquesta, musicales o variedades, o teatro de gran formato. La segunda es un espacio diseñado para disfrutar de eventos culturales más reducidos.
Este Palacio de Congresos y Auditorio cuenta además, con tres Salas de Exposiciones, que ocupan 4.100 metros cuadrados: La Muralla, Planta Baja y Mezanine; dos Salas de Congresos, con capacidad máxima para 800 personas: Ciudadela y Luneta; y tres Salas de Conferencias, con capacidad máxima para 100 plazas: Gola, Boulevard y Corona. Asimismo dispone de restaurante y cafetería para el público general, así como parking subterráneo con capacidad para 900 vehículos.
BALUARTE, en definitiva, ha dotado a la ciudad de Pamplona de un inmejorable punto de encuentro para las necesidades del siglo XXI: un marco perfecto para la celebración de congresos, ferias y otros eventos del mundo económico y empresarial así como para acoger a las manifestaciones y firmas artísticas de mayor calado internacional.
Observaciones: Las taquillas están situadas en la plaza, próximas al edificio. Horario de invierno 2011: de lunes a sábado, de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00. Sábados, por la mañana. Los festivos con función, de 17:00 a 20:00.
Palacio de Navarra
Localidad: Pamplona (31001). Dirección: Avenida Carlos III, 1. Zona: La Cuenca de Pamplona. Enlaces de interés: www.pamplona.net  Estilo: Neoclásico. Horario de visita: de lunes a viernes, a las 15:30. Precio visita: Gratuito. Teléfonos: 848427000 - 848427100  
Entre la Plaza del Castillo y el Paseo de Sarasate, en el corazón de Pamplona, se alza el Palacio de Navarra, sede de la Presidencia del Gobierno y de diferentes dependencias administrativas de la Comunidad Foral. El complejo, proyectado en 1840 por José de Nagusia, es un edificio palacial de estilo neoclásico serio, potente y solemne, bordeado por numerosas columnas.
Del interior, destaca por su majestuosidad y esplendor la zona noble, denominada Salón del Trono, con una decoración exuberante como símbolo del poder. En el despacho del Presidente del Ejecutivo navarro, otra de las estancias más lujosas de Palacio, dos son sus joyas principales: un retrato de Fernando  VII  de  Goya  y  un  gran tapiz  que  recoge  la  gran batalla de las Navas de Tolosa (1212).
El jardín exterior alberga una sequoya gigante, el árbol más alto de la ciudad.
El Palacio de Navarra, conocido popularmente como la Diputación, es la sede del Gobierno autónomo. De estilo neoclásico, una de sus fachadas mira al monumento de los Fueros en el paseo de Sarasate, y la otra a Carlos III y Plaza del Castillo.
La fachada principal está rematada por un grupo escultórico de Fructuoso Orduna (1951) que incluye el escudo de Navarra flanqueado por dos hombres: un montañés y un ribero. En sendas hornacinas se encuentran las figuras en bronce de los reyes Sancho VII el Fuerte y Sancho el Mayor. Los porches de esta fachada muestran aún efectos de un bombardeo durante la Guerra Civil española.
El jardín, enrejado y colindante a la fachada principal, está presidido por el antiguo Archivo General. En el se alza el árbol más alto de la ciudad: una sequoya de 37 metros de altura y siete de perímetro. Tiene siglo y medio de edad y fue traído desde América por José María Gastón y de Echevetz, quien la plantó en los jardines de Palacio al ser elegido diputado en Cortes de 1855.
La otra fachada, más reciente, obra de los arquitectos hermanos José y Javier Yárnoz, da a la avenida Carlos III, frente al Teatro Gayarre. Se creó para abrir la zona a la Plaza del Castillo. Su sobria estructura es similar a la principal.
En el interior, una interesante colección de pinturas y murales, la mayoría fechadas en los siglos XIX y XX, que representan diferentes momentos de la historia de Navarra, recorren las salas y pasillos de este edificio de tres plantas. Así, en el Salón del Trono, en la planta noble, adornado con mármoles, terciopelos, cristales, escudos, espejos, arañas, candelabros, estucos dorados, jarrones y otros elementos decorativos, se pueden apreciar ocho óleos de Francisco de Aznar, Alejandro Ferrant y Constantino Corona, además de 32 retratos de cuerpo entero de los reyes de Navarra y otros cuadros y tapices del siglo XVII también de tema histórico. La estancia cuenta además con una Capilla, antiguo gabinete regio.
La planta noble se completa con el Despacho del Presidente; la Antecámara, con un retrato del Príncipe de Viana; el Salón de Presidentes, el Salón Verde, Salón de Sesiones y Salón Isabelino. La mayoría de los lienzos y murales que  se exhiben en el Palacio representan a reyes y hombres ilustres. Además del retrato de Fernando VII de Goya, destaca el de la reina María Cristina o el de Isabel II niña de Antonio M. Esquivel.
Todos los días a las 12 del mediodía, el magnífico y señorial reloj de Diputación interpreta el Himno de Navarra, melodía que se escucha con viveza desde las calles adyacentes, que conforman una de las zonas más comerciales y transitadas de la ciudad. Un reloj muy cantarín, ya que tanto en Navidad como en Sanfermines interpreta villancicos o estampas navarras, según lo requiera la ocasión.
Parque de la Media Luna
Localidad: Pamplona. Dirección: Paraje Parque de la Media Luna. Zona: La Cuenca de Pamplona. Enlaces de interés: www.pamplona.net    
Bordeando el centro de la ciudad, en el Segundo Ensanche, y en un extremo de las murallas, el Parque de la Media Luna, uno de los más bellos y antiguos de Pamplona, debe su nombre a su diseño en forma de luna menguante.
Lugar bucólico y de marcado estilo romántico, este parque dispone de excelentes vistas gracias a un privilegiado y largo mirador sobre el río Arga. Cuenta con un estanque con peces, pista de patinaje y mucho arbolado con diferentes especies, entre las que destaca una bellísima sequoya gigante. Uno de sus muchos y variopintos jardines alberga el monumento al violinista pamplonés Pablo Sarasate.
En el corazón de este verde recinto, un coqueto café con amplia terraza en su exterior cobra especial animación durante las calurosas tardes y noches del verano.
El Parque de la Media Luna fue construido en 1935 por Víctor Eúsa, sin duda uno de los arquitectos navarros de mayor relieve del siglo XX. Con una extensión de 67.000 metros cuadrados, se ubica en uno de los extremos del antiguo recinto amurallado de la ciudad, entre el Baluarte de San Bartolomé y la avenida Baja Navarra, que conecta Pamplona con la salida hacia Francia por Irún.
A pesar de encontrase en el mismo centro de la ciudad, el diseño del parque y su amplitud lo convierten en un auténtico oasis para la calma. Quizás el perfil más hermoso de la Catedral, inmortalizado en muchos de los lienzos de pintores navarros, se puede observar desde el largo mirador que limita este parque y que permite disfrutar pausadamente  de una agradable panorámica de esta singular parte de la ciudad bordeada por el río Arga. Allá abajo, se pueden ver el puente medieval de la Magdalena y las huertas del mismo nombre, el paseo del Arga e incluso caballos y ganado.
Mire en sentido contrario y ya adentrándose en sus jardines, podrá descubrir todo un juego de variados elementos al más puro estilo romántico: pérgolas, albercas, escalares, fuentes, setos, pequeñas esculturas, árboles de gran porte, surtidores y bancos salpican el entramado verde del recinto.
La Media Luna reúne una original selección de plantas y de hasta 43 especies arbóreas, entre las que se erige con cierta arrogancia, una sequoya gigante, que a pesar de todo y dicho sea de paso, no es la mayor de Pamplona. Le anteceden otras dos: la del Palacio de Navarra y la del antiguo Laboratorio Agrícola, en el Casco Antiguo, todas ellas declaradas monumento natural.
Otro punto emblemático que sin duda atraerá la atención del visitante es el monumento al insigne violinista pamplonés Pablo Sarasate, levantado en 1959, en una estancia circular rodeada de bancos. Muy cerca de allí, un coqueto bar con terraza, de concesión municipal, abierto todos los días desde las 11 de la mañana, es un buen lugar para un tentempié. El local organiza además, fiestas de carácter privado.
No es extraño que la música llegue hasta nuestros oídos, gracias a los conciertos de diverso estilos que se organizan con cierta asiduidad en este recinto verde. Muy recomendable el ciclo de jazz que tiene lugar durante las tardes-noche de comienzos del verano.
Ya al final del Parque de la Media Luna, cuando se funde ya con la avenida de la Baja Navarra, se encontrará con el monumento de Sancho el Mayor, Rey de Pamplona. A su lado, un bajorrelieve recuerda la figura de Juan Huarte de San Juan, médico y filósofo navarro del siglo XVII. Llegamos así a un elegante palacete construido en 1955, conocido popularmente como el Chalet de Izu, Centro Navarro de Encuentros Profesionales y sede de varios colegios oficiales, que alberga en su interior, en medio de un refinado lujo, un restaurante abierto también al público.
Parque Eólico de la Sierra del Perdón
Localidad: Zariquiegui. Dirección: Monte el Perdón. Zona: La Cuenca de Pamplona. Estilo: Moderno. Siglo de construcción: XX.
El parque eólico del Perdón se extiende a lo largo 46.000 metros cuadrados sobre la sierra del mismo nombre; gracias a parques eólicos como éste, Navarra se ha convertido en referente mundial de la puesta en marcha de energías sostenibles.
Constituye un excelente mirador de Pamplona y en días claros se alcanza a ver los Pirineos, el Moncayo, los Picos de Urbión y la Sierra de Cantabria. Otra panorámica digna de recomendar es la que se divisa por la noche desde la carretera, cuando las luces de los molinos crean una larga y tintineante  serpiente roja circundando la sierra. La zona es habitualmente recorrida por senderistas, ciclistas y amantes del parapente.
El Parque Eólico del Perdón, que cierra la Cuenca de Pamplona por el suroeste, fue el primer parque eólico levantado en Navarra. Cuenta con 40 aerogeneradores, unos colosales molinos de viento cuya silueta se puede divisar desde la capital navarra, alineados a lo largo de cuatro kilómetros sobre la cresta de este alto (1.037 metros). El acceso se realiza a través de la N-111 o Autovía del Camino, tomando un desvío antes de que la carretera llegue a los túneles del Perdón; conforme nos vamos acercando los molinos ganan tamaño y la vista resulta espectacular.
Datos de los molinos de viento
La mayor parte tienen rotores de eje horizontal que se sitúan en lo alto de las elevadas torres. Estas tienen 40 metros de altura y las palas un radio de 20 metros. Cada aerogenerador pese 52.500 kilos y cuenta con una potencia de 500 kilowatios, lo que permite una producción eléctrica anual de 60 millones de kilowatios. La velocidad media anual del viento es aquí de 8,7 metros por segundo.
Situada en el primer puesto del ranking de las comunidades españolas, Navarra ocupa desde hace más de una década un lugar destacado en Europa en la puesta en marcha de planes de desarrollo de energía eólica. En Navarra, también están operativos otros parques eólicos como los de Cabanillas, con 50 aerogeneradores, Leitza-Beruete, con 32 o el de la Guerinda, con 115, éste último el mayor parque de Europa.
El aprovechamiento del potencial eólico supone en este momento un tercio del implantado en el conjunto de España; hoy en día, Navarra produce en parques eólicos el 10% de la energía eléctrica que consume y para el año 2010, se pretende llegar al 100%.
Si le interesan las energías renovables dispone de un aula didáctica en la bella localidad de Aibar, de la que le informarán ampliamente en la Oficina de Turismo de de Sangüesa.
Ocio y deporte en el Perdón
El alto del Perdón dispone de un merendero muy frecuentado por los pamploneses, desde el que se obtiene una estupenda panorámica de la Cuenca de Pamplona. Asimismo gran cantidad de ciclistas y senderistas se animan a recorrer el entorno y es habitual ver alas delta y parapentes sobrevolando la sierra, pues se aprovechan las corrientes del lugar para poner en práctica esta afición.
En el año 1996, se instaló en lo alto de la sierra el “Monumento al Peregrino”,un sorprendente conjunto de 14 figuras de hierro de tamaño natural, que parecen peregrinar a pie, a caballo y en burro y de cuyas lanzas nacen rayos de luz y estrellas.
No deje de visitar
En los alrededores del Parque Eólico del Perdón, aproveche para conocer la coqueta iglesia románica de Santa María de Eunate, o la localidad jacobea de Puente la Reina. En ella se cruzan los caminos procedentes de Orreaga/Roncesvalles y Sangüesa, que atraviesan juntos el bello puente medieval que da nombre a la localidad, para seguir de la mano hasta Santiago de Compostela.
Parque fluvial del Arga
Localidad: Pamplona. Dirección: Paseo por el río Arga. Zona: La Cuenca de Pamplona. Enlaces de interés: www.pamplona.net 
Pamplona tiene río: el Arga. Y un largo y variopinto paseo natural de recreo, su Parque Fluvial, que dibuja meandros en un recorrido de cerca de 12 kilómetros. Su millón de metros cuadrados lo convierten en el primer y gran pulmón verde de la ciudad.
Una sucesión de puentes históricos, presas, molinos, pasarelas, jardines,   parques,   embarcaderos,   merenderos,  puntos  de  pesca,
granjas, huertas, cercados con caballos y vacas, fuentes, un frontón y hasta un Museo de Educación Medioambiental recorren este bello y ameno paraje, simbiosis de agua y vegetación.
En ocasiones, el río se aproxima a la ciudad o se esconde de ella; conjuga zonas de actividad deportiva que frecuentan pescadores, piragüistas o ciclistas con idílicos oasis de paz; discurre ancho y pausado o se alborota en sus presas y estrechamientos...
El Arga circunda Pamplona y la atraviesa. Si se anima a seguir sus pasos, tiene mucho por descubrir.
El Parque Fluvial del Arga es un largo paseo que discurre a orillas del río Arga. Se adentra en la ciudad de Pamplona por las huertas de la Magdalena, cuyas verduras gozan de gran fama por su calidad y sabor, cruza el barrio de la Rochapea y, tras aproximarse al casco urbano de la ciudad, se aleja por el barrio de San Jorge. También recorre las orillas de muchas localidades de la Cuenca de Pamplona como Burlada, Villava, Arre, Barañáin o Zizur Mayor.
Esta bella zona verde es fruto de una década, la de los 90, dedicada a su recuperación medioambiental, gracias también al apoyo económico de la Comunidad Europea. Este proyecto ha permitido la recuperación del cauce y las orilla del río, mediante su desbroce y saneamiento, y la creación de un largo paseo natural ininterrumpido para poder realizar a pie o en bicicleta, jalonado de nuevos parques, pasarelas, embarcaderos y viejos molinos hoy renovados. Fresnos, sauces, alisos, tilos o endrinos forman la flora autóctona, que convive con una variada fauna de tortugas, peces y patos, entre otros.
El recorrido en Pamplona, siguiendo la dirección del río de este a oeste, se divide en cuatro tramos: Magdalena, Aranzadi, Rochapea y San Jorge. Cada uno de ellos recoge singulares atractivos abiertos al deportista, al aficionado a la pesca, al paseante tranquilo, al juego en familia, o a la pareja de enamorados...
En el meandro de la Magdalena abundan las huertas y granjas. En ella existe una bonita presa donde se encuentra el Molino de Caparroso y la pasarela de la Magdalena, que conduce al Parque de Tejería. Al final de este tramo, el paseante descubrirá el primero de los nueve puentes del recorrido, también llamado de la Magdalena, un bello puente medieval que atraviesan los peregrinos en su camino hacia Santiago de Compostela.
El tramo de Aranzadi se aleja de las murallas y discurre a partir del Molino de Ciganda, muy retratado por los pintores locales. En la calle Errotazar se encuentra el Museo de Educación Ambiental y, poco más adelante, el Puente de San Pedro, el más antiguo de la ciudad, cuyo origen podría remontarse a la época romana.
El tramo de la Rochapea se acerca de nuevo a los pies del casco antiguo, zona de gran actividad comercial y de ocio, con las torres de la Catedral al fondo. Varios son los puentes por los que atraviesa el río, algunos de factura moderna: el del Vergel, la Rochapea o de Curtidores, el de Oblatas, Santa Engracia y Cuatro Vientos.
Ya en el tramo de San Jorge, el paseo deja atrás un frontón, una fuente, una presa, un puente y un molino. Dos parques, el de San Jorge y Biurdana, flanquean el cauce. A lo lejos, queda el barrio de San Juan, y un poco más allá, el Puente de Miluce anuncia el final de la ciudad.
A partir de ahí, el Arga se adentra en un paisaje arbóreo, tranquilo y silencioso. Pamplona ya se ha quedado atrás.
Parque Yamaguchi
Localidad: Pamplona. Dirección: Jardines Calle la Rioja (Cerca de la Clínica Universitaria. Zona: La Cuenca de Pamplona. Enlaces de interés: www.pamplona.net
Pamplona está salpicada de hermosas manchas verdes, pero ninguna tan singular como el Parque de Yamaguchi: 85.000 metros cuadrados en una de las zonas más modernas de la ciudad.
De estilo oriental, fue diseñado en 1997 por paisajistas nipones, por lo que contiene todos los elementos propios de un jardín importado de la cultura del Sol Naciente, con todos sus mimos, refinamientos y exquisiteces. El parque es símbolo del hermanamiento de las ciudades de Pamplona y Yamaguchi, muy cerca de Hiroshima, que  tuvo  lugar  en 1980 como recuerdo a la evangelización de San Francisco Javier, patrón de Navarra, a aquel país durante el siglo XVI.
Plantas y especies arbóreas, algunas autóctonas, conviven con elementos ornamentales como la suhama (playa), azumaya (caseta sobre el estanque), yatsubashi e ishibasi (puentes), taki (cascada) o el géiser del lago, un chorro de agua que alcanza los veinte metros de altura. Pasee para divertimento de sus sentidos por este homenaje nipón a las cuatro estaciones.
El Parque de Yamaguchi, situado muy cerca de la zona hospitalaria, es una zona verde atípica y cargada de singularidades. El visitante se trasladará inevitablemente en su recorrido a Oriente y atisbará a un extremo el  Planetario,
el mayor del mundo por su bóveda celeste, donde a diario se celebran encuentros, exposiciones y proyecciones de divulgación científica para todos los públicos.
A su alrededor, un diseño arquitectónico de vanguardia, obra del arquitecto catalán Oriol Bohigas (1994), con edificios de vivienda en forma de U, fuentes y plazas porticadas que cortejan a la calle La Rioja. Una alta concentración de salas de cine y establecimientos de hostelería al aire libre, que invitan al ocio y la diversión del público  en  general,  son  el
fiel reflejo de una ciudad que crece a pasos agigantados en calidad de vida y modernidad.
Creado sobre el solar de una antigua fábrica, este jardín japonés tradicional, cuyos orígenes datan del siglo VII, invita a la meditación. Su simbología recoge la celebración de las cuatro estaciones y traslada al visitante a la Ceremonia del Té, una tradición que data del siglo XVI y que hace del jardín un lugar de encuentro espiritual alejado del mundanal ruido.
Es este jardín nipón el que ocupa el corazón del Parque de Yamaguchi. Se extiende a través de 4.000 metros cuadrados de terreno y está formado por un estanque rodeado de un espacio ajardinado, con los elementos propios de la cultura oriental conectados a través de caminos peatonales. Quinientas toneladas de piedra, 400 árboles y 600 plantas hacen el resto.
Empiece su visita por la parte oeste del parque, junto al Planetario. Apóyese en la barandilla, baje sus ojos y mire al frente: sobre el lago, una placa de cerámica sobre unos troncos de madera, obra de la escultora pamplonesa Concha Cilveti, simboliza el hermanamiento y sirve de guía al panorama que se alza ante el observador. Gire la vista a su izquierda.
Ahí esta la suhama o playa de arena y piedra. Al frente, al otro extremo del lago, el yatsubashi, una pasarela o puente de madera que conecta dos pasos peatonales. Siga con su recorrido visual hacia la derecha. Se topará con el ishibasi, un puente de piedra que simboliza los caminos de la vida, y el taki o cascada, cuyo discurrir del agua simboliza la idea de que todo fluye y cambia.
A continuación, la azumaya o caseta de madera construida a modo de palafito sobre el estanque, es, sin duda, lugar privilegiado para observar el jardín en su conjunto. Acérquese hasta allí y entonces lo verá sin necesidad de advertencia alguna: altivo y poderoso, un géiser o chorro de agua de más de veinte metros de altura se alza sobre el eje del estanque, siempre que el viento no esté encolerizado.
Planetario de Pamplona
Localidad: Pamplona (31008). Dirección: Calle Sancho Ramírez, s/n. Zona: La Cuenca de Pamplona. Web: http://www.pamplonetario.org/  Teléfonos: 948260004 – 948262628 – 948260056 Fax: 948261919. Email: consultas@pamplonetario.org 
El Planetario de Pamplona es un centro cultural que permite al visitante acercarse de lleno a la astronomía y a los misterios del universo.
Sin moverse de su asiento, el público que asiste a las proyecciones inicia un viaje por el espacio, en el que puede visualizar nueve mil estrellas, adelantar el paso de las horas, de los días y de los años, descubrir nuevos firmamentos, observar el nacimiento y muerte de una estrella, escapar a las leyes del espacio y el tiempo, y ser testigo del nacimiento del mismo universo.
Localizado en el Parque de Yamaguchi, junto a la calle Sancho Ramírez, la cúpula de proyecciones del Planetario de Pamplona, de veinte metros de diámetro, es una de las mayores del mundo y permite visualizar nueve mil estrellas. Abróchese el cinturón porque el trayecto ha comenzado...
El Planetario de Pamplona, de forma cilíndrica en tonos ocres y azules, es el más grande de los existentes en España de estas características. Además de sus habituales proyecciones, es sede de múltiples exposiciones, conferencias y muestras que visitan más de 200.000 personas cada año.
No es de extrañar que este centro, inaugurado en 1993 por la Infanta Cristina de Borbón, se haya convertido en una referencia cultural, científica, turística y educativa de la ciudad.
Cuenta con un auditorio y una amplia sala de proyecciones sobre una enorme cúpula que recoge una imagen completa del firmamento, de manera que permite crear una perfecta simulación del cielo estrellado y viajara sin riesgos y desde una cómoda butaca por toda la historia del universo.
El edificio dispone de una superficie  de 4.000 metros cuadrados organizados en dos plantas. En la planta principal se encuentran las principales zonas de actividades culturales: auditorio, sala principal de exposiciones y sala de proyecciones.
El auditorio, con capacidad para 240 personas, acoge numerosos ciclos de conferencias, congresos y mesas redondas. En la zona principal de exposiciones y bajo un llamativo vitral que recoge los símbolos de las constelaciones del zodíaco, se exponen tanto muestras de contenido artístico como científico y otras actividades de interés sociocultural.
La sala de proyección de estrellas Tornamira reúne sofisticados sistemas de proyección de estrellas, planetas, imágenes de todo tipo, vídeo y efectos especiales. Proyecta regularmente para todos los públicos, recogiendo temáticas que relacionan la astronomía con nuestro entorno natural. Cada temporada, el Planetario ofrece programas diversos con títulos tan sugerentes como “Luces en la noche”, “Mirando hacia lo alto” o los infantiles “La noche del vampiro” y “Escuela de estrellas-Izar escola”.
La tienda del Planetario pone a disposición del visitante objetos de recuerdo y materiales de referencia (libros, pósters, juegos) sobre astronomía y otras ciencias. El recinto se completa con diversos talleres de producción audiovisual, fotografía, vídeo, sonido, electrónica, otra sala de exposiciones, biblioteca y aulas para cursos.
Para que la sala de proyecciones se convierta en un paisaje lunar, en una lejana galaxia o en un cielo estrellado es necesario un complejo mecanismo de lentes y motores. Además del proyector central, la sala cuenta con 50 proyectores de transparencias y 20 de efectos especiales controlados mediante sistemas informáticos. A toda esta sofisticación de la tecnología se une la capacidad de proyectar imágenes en movimiento mediante tres cañones de vídeo. El resultado, una experiencia memorable.
Observaciones: Horario de invierno 2011: Lunes, de 16:00 a 19:30. De martes a viernes, de 9:30 a 13:30 y de 16:00 a 19:30. Sábados, de 11:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:30. Domingos, festivos y lunes por la mañana, cerrado.  
Teatro Gayarre
Localidad: Pamplona (31002). Dirección: Avenida Carlos III, 1. Zona: La Cuenca de Pamplona. Teléfonos: 948220139 – 948222333. Fax: 948212350. Web: www.teatrogayarre.com Email: teatrogayarre@teatrogayarre.com  
Construido inicialmente bajo el nombre de Teatro Principal de Pamplona, pasó en 1903 a denominarse tal como hoy lo conocemos en memoria del tenor roncalés Julián Gayarre. Asimismo, en 1931 fue trasladado a su emplazamiento actual, conservando parte de su fachada original.
Tras sufrir diversas renovaciones, el teatro Gayarre conserva su forma de herradura a la italiana y su capacidad de 1056 localidades entre el patio de butacas, los palcos y anfiteatros.
La oferta cultural incluye algunos de los mejores espectáculos de la cartelera   nacional,   sin   olvidar   a   las  compañías  locales  y  a  las producciones propias. También se va a dedicar un ciclo especial para los más pequeños.
Observaciones: El teléfono de taquilla es 948220139, el de venta telefónica, 948222333.

viernes, 11 de febrero de 2011

Navarra. Rutas del Reyno. Ruta 1, 2ª parte


Ruta 1. Pamploma y su Cuenca



En esta 2ª parte de la Ruta 1 se ofrece información de los siguientes 7 lugares: Iglesia de San Nicolás, Iglesia de San Saturnino, Jardines de la Taconera, La Ciudadela, Monumento al Encierro, Murallas de Pamplona y Museo de Navarra.
Iglesia de San Nicolás
Localidad: Pamplona (31001). Dirección: Calle San Miguel, 15. Zona: La Cuenca de Pamplona. Enlaces de interés: www.pamplona.net  Estilo: Románico. Siclo de construcción: XII. Horario de visita: Invierno 2011: días laborables, de 9:30 a 12:30 y de 18:00 a 20:30. Festivos, de 9:30 a 13:30 y de 18:30 a 20:30. Precio visita: Gratis. Teléfono: 948221281.  
La parroquia de San Nicolás, que data del siglo XII, no nació sólo para atender oficios religiosos sino, sobre todo, para servir de bastión militar y defensivo de los vecinos de su burgo, del mismo nombre, siempre enfrentado con los otros dos burgos de la ciudad (Navarrería y San Saturnino).
Fue en 1222, en alguno de estos ataques vecinales, cuando un incendio arrasó la primitiva iglesia-fortaleza románica y hubo que construir una nueva, consagrada en 1231. Ubicada en el Casco Antiguo, entre la Plaza de San Nicolás, la calle San Miguel y el Paseo de Sarasate, sus gruesos muros y verjas, así como la única de las tres torres de vigilancia que permanece en pie, dan cuenta de su conflictivo pasado.
No olvide entrar en el templo, de bellísimo calado gótico, que contiene un gran órgano barroco, el más importante de Pamplona. A la salida, se sentirá en el corazón de la vieja ciudad medieval, en una confluencia de calles muy ambientadas, llenas de comercios tradicionales, artesanos, gran densidad de bares y, en invierno, rodeada al calor de los castañeros.
San Nicolás es la única iglesia de Pamplona que conserva algún resquicio románico. En el interior del edificio religioso, el gótico predominante del interior solo es visible en dos de sus puertas, el ábside y algunas zonas del muro alto. La mayor parte está escondida tras añadidos realizados por Ángel Goicoechea en el siglo XIX.
Inicialmente, la iglesia contaba sólo con la entrada que da a la Plaza de San Nicolás. Posteriormente, la ciudad fue creciendo en dirección opuesta, lo que obligó a la urbanización del Paseo de Sarasate y a la creación de otra fachada (1888) en esta zona cada vez más transitada. Al mismo tiempo, se creó la casa parroquial y el pórtico neogótico que rodea el edificio por el norte y el oeste. Como construcción bélica tuvo varas torres pero la que hoy existe, con campanario y almenas, es obra de José Martínez de Ubago en 1924, fecha en la que el templo volvió a ser restaurado.
Accediendo al interior, se descubre el planteamiento más usual de la arquitectura religiosa medieval, con un templo según planta de cruz latina, tres naves de coro alto y un ábside en la cabecera, aunque su alzado es producto de varias fases dentro de un mismo estilo gótico.
El trazado, las cubiertas de cañón apuntado de las naves laterales y parte del muro central son protogóticas. Al siglo XIV pertenecen las cubiertas de crucerías de la nave central, el crucero y el presbiterio con su crucifijo y sus muros rasgados por vidrieras. Todos los retablos se desmontaron tras la restauración de 1982, año en que aparecieron restos de pinturas medievales.
No olvide antes de salir al exterior dirigir su vista hacia el coro del templo. En ese punto encontrará un gran órgano barroco construido en 1769. Está considerado como el más importante de la ciudad. Cada año, el 1 de noviembre se celebra un concierto-homenaje al músico pamplonés Pablo Sarasate.
Para esta iglesia hay además una fecha clave en el calendario: el 3 de febrero, festividad de San Blas abogado protector de la garganta. En Pamplona la tradición popular de llevar alimentos a los templos para ser bendecidos se localiza exclusivamente en este recinto religioso, donde se encuentra la cofradía de clérigos de San Blas, fundada en 1339.
Cada año en este día se celebra una pequeña procesión por el atrio con la imagen del Santo y se bendicen en el interior los alimentos. En la plaza se coloca durante todo el día el mercadillo de roscos y dulces típicos, como los piperropiles y caramelos. Todos están bendecidos. Si usted padece mal de garganta, este desaparecerá tras su ingestión.
Por la tarde y noche, la zona se llena de estudiantes que transitan a ambos lados de la plaza, entre las calles San Nicolás y San Gregorio, las de más densidad en bares de la ciudad.  
Iglesia de San Cernin o San Saturnino
Localidad: Pamplona (31001). Dirección: Calle San Saturnino, s/n. C/ Ansolega 21. Zona: La Cuenca de Pamplona. Enlaces de interés: www.pamplona.net  Estilo: Gótico. Siglo de construcción: XIII. Horario de visita: Invierno 2011: laborables de 9:00 a 12:30 y de 18:00 a 20:00. Domingos y festivos: De 10:15 a 13:30 y de 17:45 a 20:00. Precio visita: Gratis. Teléfonos: 948221194 – 948224522.
La iglesia de San Cernin o San Saturnino, patrón de Pamplona, del siglo XIII, no sólo fue el centro religioso de su burgo. Sus dos altas torres, que trazan en el cielo un perfil muy personal y emblemático de la ciudad y sus poderosos y gruesos muros, le delatan en su otra función de antaño: una fortaleza militar y defensiva en las habituales contiendas que se libraban entre vecinos de los diferentes burgos medievales.
Ubicada en el casco histórico, de camino entre el Ayuntamiento y el Museo de Navarra, la iglesia es fácilmente reconocible por un amplio atrio porticado que precede a su entrada. En el interior, un bellísimo templo de nave única muy amplia. No olvide detenerse en la Capilla de la Virgen del Camino, Señora y Reina de la ciudad, de estilo barroco.
A la  salida, busque  en  el  suelo  el  "pocico"  en  el  que  San Saturnino bautizó a los primeros cristianos, entre ellos al que sería su primer obispo, San Fermín. Después, mire al cielo y divise la torre sur: allí está el popular "gallico" y el reloj que anuncia puntual el comienzo de cada encierro durante las fiestas de San Fermín.
La iglesia de San Cernin o San Saturnino, hasta hace pocos años albergue de peregrinos de la ruta jacobea, se levantó muy posiblemente sobre un templo romano, en la antigua ruta de las bolserías, una vía clave entre los siglos XII a XIV. Su fachada principal se encuentra en la misma calle San Saturnino, a pocos metros de la Casa Consistorial.
En ella destaca el amplio atrio formado por arcos ojivales y bóvedas de terceletes. A los lados del arco de acceso al templo, dos esculturas recogen las imágenes de Santiago peregrino y San  Saturnino. La portada, un bello ejemplo gótico del siglo XIII, recoge en sus capiteles escenas de la infancia y Pasión de Cristo.
El interior del templo, de un gótico inusitado en Navarra, se resume en una nave única muy amplia con bóveda sexpartita, cabecera poligonal, capillas entre contrafuertes y un coro elevado a los pies. Merece resaltarse la solución  de la cabecera, con un gran arco de entrada, largos ventanales y diferencia en altura entre la capilla mayor y las laterales.
Es sumamente curioso por inusitado que justo en el espacio que ocupó el claustro se levantara en 1758, la capilla patronal de la Virgen del Camino, un interesante ejemplo de arquitectura barroca, con la planta central de cruz griega inscrita en un cuadrado, con el empleo de cúpulas en los ángulos y la supremacía de la del crucero y con su ornamentación, que alcanza el clímax en el retablo del presbiterio.
La talla románica policromada y forrada en plata, provenía de Alfaro (La Rioja) pero una mañana de 1487, la capilla patronal de la Virgen del Camino apareció sobre una viga situada en el atar mayor de San Saturnino. Los riojanos acusaron a los pamploneses de hurto. La talla se devolvió pero el prodigio se repitió y los riojanos terminaron por cederla. El gran retablo barroco que ocupa todo el ábside de la capilla recoge las imágenes de la Inmaculada y Santa Teresa, traídas de Nápoles en 1772.
Pero este edificio alberga también más historia en su exterior. En el cruce de las calles Jarauta, Mayor y San Saturnino una placa recuerda el “pocico” en el que el obispo Saturnino bautizó a los primeros cristianos de la ciudad.
Después aléjese hasta la cuesta de Santo Domingo para divisar  desde allí el perfil de las dos altas torres de la iglesia, de neto porte militar, igual altura y planta cuadrangular.
La torre sur o del Reloj, está coronada con una veleta en forma de gallo: el “gallico” de Dan Cernin es uno de los emblemas más populares de la ciudad. Debajo de este símbolo se encuentra el reloj que anuncia cada mañana sanferminera el momento exacto en que se producirá el disparo del cohete que precede al encierro.
En noviembre se celebran conciertos de música sacra con motivo del día de San Saturnino (día 29) y Santa Cecilia (día 22).
Jardines de la Taconera
Localidad: Pamplona. Dirección: Jardines Calle del Bosquecillo. Zona: La Cuenca de Pamplona. Web: www.cafevienes.com  Enlace de interés: www.pamplona.net  
Los Jardines de la Taconera constituyen el parque más antiguo, hermoso y emblemático de Pamplona. Con sus 90.000 metros cuadrados de superficie, se asienta en torno a las murallas, muy cerca del Casco Antiguo, dentro de un marcado estilo romántico y versallesco.
Su estructura, jalonada de especies arbóreas y florales con elementos escultóricos muy diversos, permite diferentes itinerarios al visitante. Pero si algo caracteriza a este paradisíaco  lugar  es  el  pequeño  zoo que alberga en sus fosos y en el que conviven  ciervos,  patos,  faisanes, cisnes, pavos reales... en estado de semilibertad.
Recorrer la Taconera es descubrir portales a modo de arcos de triunfo, el monumento al ilustre tenor roncalés Julián Gayarre, diversas esculturas entre la que destaca la querida y popular Mariblanca, o los arcos ojivales de Teobaldo II. El Café Vienés es lugar habitual de encuentro de creadores y estudiantes de Pamplona.
Ya en los planos de la ciudad de 1709, aparece la Taconera como espacio verde. El parque está siempre abierto al público y su acceso más señorial, el Portal de San Nicolás (1666), recreación barroca de un arco del triunfo, se encuentra en la calle del Bosquecillo. También se puede acceder a través del Portal de La Taconera, junto a los jardines de Antoniutti.
La Taconera cautiva en cuestión de minutos. Basta con asomarse al mirador que se abre desde la calle Navas de Tolosa para contemplar un mini zoo situado en unos fosos limitados por un recinto amurallado. Ciervos, conejos, gamos, patos, faisanes. Cisnes, cabras, pavos reales y otras anátidas, en total una treintena de ejemplares, conviven en un espacio que por Navidad se adorna con figuras de un Belén de tamaño natural. Al otro extremo del foso en su lado norte, otro mirador le permitirá ver la fauna, a través de cinco bellos arcos ojivales.
Posee una vegetación muy variada con árboles antiguos y exóticos. El parque está rodeado por parte de las murallas que circundaban la ciudad. Además conserva elementos ornamentales que le permitirán ir haciendo pequeños altos en el camino: el Monumento a Gayarre, en el paseo central, en honor al tenor roncalés (1844-1890) de fama mundial. Muy cerca de allí, otro parterre ensalza la figura del músico burladés Hilarión Eslava (1807-1878).
Escondida entre los árboles, no olvide saludar a la Mariblanca, una escultura de finales del XVIII, que recoge una las imágenes más populares y queridas de la ciudad y que representa una alegoría de la Abundancia o Beneficencia.
En su lado norte, el parque dispone de un mirador con una buena panorámica de algunos barrios de Pamplona y del antiguo Portal de Santa Engracia, hoy llamado Portal Nuevo, otro punto de entrada o salida al recinto.
Los niños cuentan también con un parque de ocio. Muy cerca hay una bonita fuente de agua potable y no faltan los servicios de hostelería. El Café vienés, antaño caseta de alquiler de bicicletas, es un coqueto recinto geométrico a la sombra de un retorcido ejemplar de Sófora Japónica, donde se puede degustar una amplia carta de cafés, tés y sabrosas tartas.
El Parque Larraina es la prolongación natural del de la Taconera y tiene excelentes vistas sobre el río Arga. Contiguo a el está el de Antoniutti, un parque muy arbolado y fresco que cuenta con una pista de patinaje, un parque infantil y una pista de skate,
Observaciones: El Café Vienés abre todos los días en temporada alta, de 9:00 a 22:00 y los fines de semana el resto del año.
La Ciudadela
Localidad: Pamplona. Dirección: Avenida del Ejército. Zona: La Cuenca de Pamplona. Enlace de interés: www.pamplona.net
La Ciudadela, referencia urbanística principal de Pamplona, está considerada como el mejor ejemplo de arquitectura militar del Renacimiento español y uno de los más destacados conjuntos defensivos ideados en Europa. Junto con la Vuelta del Castillo, zona verde que la circunda, constituyen el gran pulmón verde de la ciudad, con sus 280.000 metros cuadrados de extensión; así la práctica de footing y otros deportes es habitual a cualquier hora del día.
La Ciudadela nació para vigilar la ciudad del enemigo, a instancias del rey Felipe II, quien la mandó construir en 1571 con el fin de hacer frente a las constantes incursiones del ejército francés. Su estructura original tenía forma de pentágono regular con cinco baluartes en los ángulos, pero la construcción del Primer Ensanche de la ciudad obligó al derribo de dos de ellos.
En su interior, otras fortificaciones y edificios menores se destinan hoy en día a lugares públicos para el ocio y la cultura. Adéntrese en esta fortaleza por la Avenida del Ejército o a través de la Vuelta del Castillo. Y hágalo a pie, porque esta fantástica incursión no acepta otro tipo de transporte.
El ingeniero militar italiano Giacomo Palearo, "el Fratín", fue el artífice de este sofisticado sistema defensivo, de moda en la época y similar al existente ya por aquel entonces en la ciudad belga de Amberes. En el siglo XVIII el recinto se rodeó con un sistema de contraguardias, caminos cubiertos, medias lunas y escarpas. Llegó a convertirse en cárcel, recibiendo entre sus rejas a personajes ilustres de la talla del ministro Urquijo o el conde de Floridablanca.
Sólo una vez en su historia fue tomada esta fortificación, en 1808, y ni siquiera fue necesario que el ejército francés disparara un solo tiro. Aprovechando una gran nevada, el enemigo acertó a tomar la Ciudadela ante la confusión del lanzamiento de bolas de nieve entre ambos bandos.
Pero dejemos el pasado. En 1964 el Ejército entregó la Ciudadela al Ayuntamiento de Pamplona, quien se encargó de su remodelación para darle un uso del que diariamente disfrutan miles de vecinos y visitantes. Todas las noches de San Fermín, las murallas de la Ciudadela son testigos mudos del lanzamiento de fuegos artificiales, en el acto más multitudinario de estas fiestas mundialmente famosas.
Para acceder al recinto, hay cinco puertas. Las más transitadas son la Puerta del Socorro, a la que se accede por la Vuelta del Castillo, atravesando un puente sobre los fosos que en su día fue levadizo, y la entrada principal, en la Avenida del Ejército, en la que destaca su sobriedad renacentista. En esta última y tras atravesar la muralla, se llega al Cuerpo de Guardia, un edificio que hoy se usa como oficinas municipales.
Pabellones, fosos, baluartes, rebellines y glacis salpican el recinto amurallado dentro de un agradable parque público donde no faltan senderos, una plazoleta central con fuente, una treintena de diferentes especies arbóreas, diversas esculturas (Jorge Oteiza, Néstor Basterretxea, Vicente Larrea, Alberto Eslava...) y una zona de ocio infantil. Esta fortaleza está abierta sólo durante el día y en ella está prohibida la circulación de todo tipo de vehículos, incluidas las bicicletas.
Además, el parque combina su uso recreativo con el de recinto cultural, ya que la conservación y remodelación de antiguos edificios militares ha permitido su uso actual como sede de exposiciones y muestras culturales, sobre todo de arte contemporáneo. Hablamos del Polvorín y el Pabellón de Mixtos, los más antiguos, y la Sala de Armas, de finales del XVIII, junto con el Horno.
El recinto se completa con un frontón de uso público y gratuito en la zona de los fosos, así como dos semblanzas de la Rosa de los Vientos.
El acceso a los fosos está libre de horarios, pero se recomienda no transitarlo en horas nocturnas.
Monumento al Encierro
Localidad: Pamplona (31002). Dirección: Avenida Roncesvalles Zona: La Cuenca de Pamplona.
Cuando un momento fugaz se transforma en imperecedero, conserva toda la intensidad de aquello que lo hizo valioso. Quizá eso fue lo que pensó el escultor bilbaíno Rafael Huerta al idear el conjunto escultórico dedicado al encierro.
La obra congela en un instante la  carrera  de  los  mozos  perseguidos  por  los toros, con una atrevida habilidad y un acertado equilibrio de fuerzas que dejan entrever la angustia constante y el valor.
La paradoja del "dinamismo congelado" se muestra ante nuestros ojos, y parece como si los morlacos quisieran salir de su disfraz de bronce para recorrer una vez más las calles de Pamplona tras los valerosos mozos antes de volver a su molde perpetuo.
El monumento al encierro es una escultura en bronce colado que se alza elegante en la avenida Roncesvalles, mirando en dirección hacia la emblemática Plaza de Toros de Pamplona.
La obra es una ampliación del antiguo monumento que realizara el escultor bilbaíno Rafael Huerta Celaya en 1994. La escultura actual, es una armoniosa composición de once metros de largo y cuatro de ancho, que el mismo autor ha perfilado con inusitada calidad.
Un impresionante monumento concebido para ensalzar el mítico encierro de Pamplona. Representa con un realismo impactante el momento de mayor excitación para los corredores; ese en el que pueden sentir el aliento de los animales tras de sí. Once mozos en frenética carrera, tratan de conducir a la manada compuesta por seis toros y tres cabestros.
El dinamismo de los corredores se trasmite ampliamente. Algunos caídos en el suelo, esperan no ser arrollados por los morlacos que pasan a su lado sin detenerse. Rafael Huerta ha conseguido plasmar gran equilibrio y movimiento a su obra gracias a la compensación de volúmenes hacia un lado y otro de los puntos de apoyo.
Disfrute de una vista completa a esta escultura rodeándola tranquilamente. Todos los mozos trasmiten con su pose y también con su gesto, la misma emoción que se vive cada mañana de las fiestas de San Fermín. La angustia, el valor de los mozos y la potencia de los morlacos reflejan la constante lucha vivida con intensidad. Una escena que cautiva por su belleza.
Rafael Huerta, muy unido a la capital Navarra desde que la visitara tiempo atrás, pretende que toda persona que vea la obra vuelva a revivir la impresión que a él le causó el encierro, al que considera como una fuente de inspiración tanto por su estética como por la posibilidad que ofrece de captar distintos estados de ánimo.
El encierro
El encierro es el acto central de  los Sanfermines y convierte a estas fiestas en un espectáculo inimaginable en cualquier otro lugar del mundo. Nació por una necesidad: trasladar a los toros desde los extramuros de la ciudad al coso taurino, y la costumbre de los mozos por saltar al recorrido y correr delante de las astas hizo que el encierro se incluyera en el programa.
Tiene lugar del 7 al 14 de julio y comienza en los corralillos de Santo Domingo cuando el reloj de la iglesia de San Cernin marca las ocho en punto de la mañana. Este es el único momento del día en el que la fiesta se contiene y la tensión invade el recorrido antes de que los toros inicien su presurosa carrera.
Tras el lanzamiento de dos cohetes, las reses salen en tropel para recorrer tras los mozos 825 metros en un tiempo medio de entre tres y cuatro minutos, aunque en ocasiones excepcionales la carrera se prolonga por quedar “descolgada” de la manada alguna de las reses. La rapidez, el caos y un estallido de sensaciones culminan en la Plaza de Toros. A partir de ahí, más distendida, la fiesta continúa.
Murallas de Pamplona
Localidad: Pamplona (31001). Zona: La Cuenca de Pamplona. Siglos de construcción: XVI-XX. Enlaces de interés: www.pamplona.net
Con sus cinco kilómetros de recorrido, que permiten un insólito y evocador paseo bordeando la ciudad, las murallas de Pamplona constituyen uno los complejos bélicos más interesantes y mejor conservados de España, lo que le valió ser declarado Monumento Nacional.
Como ciudad medieval, Pamplona se rodeó de un anillo amurallado  para defenderse del enemigo, pero no fue hasta la incorporación del Reyno de Navarra a la Corona de Castilla, en 1515, cuando su situación estratégica le convirtió en un puesto avanzado de la corona española ante Francia.
Comienza entonces el desarrollo de una magna y formidable  fortaleza, que tiene su punto álgido con la Ciudadela. Bastiones, baluartes, portales, medias lunas, revellines, fuertes... dotan el conjunto amurallado de toda la  sobriedad y sofisticación de este tipo de conjuntos defensivos.
El desarrollo urbanístico del siglo XX obliga a derribar algunos frentes para que la urbe de la modernidad pueda expandirse. Pero la esencia permanece.
El paseo por el anillo de las murallas, entre los parques de la Media Luna y La Taconera, combina la frialdad y el silencio de la piedra con la calidez y el acogedor murmullo del infinito paisaje verde.
La Pamplona medieval tuvo su cinturón de murallas, primero en torno a sus distintos Burgos (San Cernin, San Nicolás y Navarrería) y tras el Privilegio de la Unión (1423), formando un anillo alrededor de toda la ciudad. Con la anexión a Castilla en 1512, Pamplona se convierte en un puesto avanzado de la corona española ante Francia y el objetivo permanente durante los tres siglos siguientes será el sostenimiento de la frontera ante posibles invasiones. De ahí el interés que tuvieron Fernando el Católico y sus descendientes Habsburgos, por convertir a Pamplona en una ciudad inexpugnable, adecuando sus defensas a los avances técnicos de la guerra.
En 1571 Felipe II ordena levantar la Ciudadela, auténtico hito de la ciudad fortificada y se inicia en las siguientes décadas el perfeccionamiento del cinturón amurallado. Así y siguiendo el trazado desde el parque de la Media Luna, encontramos los baluartes y bastiones del Labrit, Redín, Guadalupe, Pilar, Abrevador, Parma, Gonzaga y la Taconera, y ya en la Ciudadela, los de Santiago, Santa María y Real.
Contraguardia, lunetas (San Bartolomé, San Roque), revellines (como el de los Reyes) y fuertes (San Bartolomé, San Roque y del Príncipe) fueron completando el complicado sistema defensivo de Pamplona que no hizo concesiones al estilismo y cuya potencia, robustez y sobriedad se evidencian en el rigor del sillar y la fortaleza de los muros. Por esta disposición de las murallas la ciudad tuvo vetado su crecimiento horizontal hasta 1888, año en que se autorizó la demolición de dos baluartes de la Ciudadela y pudo nacer así el Primer Ensanche de la ciudad. Ya en 1925 se procedió al derribo de la parte sur de la muralla que hizo posible tanto el segundo ensanche así como las posteriores expansiones de Pamplona.
Actualmente se siguen conservando las tres cuartas partes del perímetro amurallado, que combinan la ciudad medieval con la urbe moderna y de vanguardia. El conjunto amurallado de Pamplona ha sido declarado Monumento Nacional y tiene la consideración de Bien de Interés Cultural; algunos expertos lo consideran el conjunto fortificado moderno más importante de España.
Si como visitante, quiere disfrutar de las murallas, puede hacerlo por su parte alta o por la parte baja. En el primer caso, aborde la Media Luna y siga por el baluarte de Labrit, la ronda del obispo Barbazán, el baluarte del Redín, el antiguo palacio de los Virreyes y el paso de Ronda, hasta terminar en los jardines de la Taconera.
Su recorrido, además de sumamente agradable y entretenido, le descubrirá aspectos insólitos de la ciudad histórica. Si elige la parte baja de las murallas, perderá en panorámicas de la ciudad a cambio de apreciar la contundencia del recinto, que ha resistido asedios durante siglos. Siguiendo el Parque Fluvial del Arga, encontrará huertas, caballos y ganado, instalaciones deportivas y el puente medieval de la Magdalena. En cualquiera de los dos casos, el paseo dura aproximadamente una hora.
En su visita por Pamplona, podrá atravesar algunos de los portales que recorrían el recinto, no siempre en su lugar de origen. El más antiguo y el único que se conserva íntegro “in situ” es el portal de Francia o de Zumalacárregui (1553). Muestra un escudo labrado con el águila bicéfala y las armas imperiales. A primeros del siglo XX se derribaron el portal de la Rochapea y Tejería, se desmontaron el de la Taconera y San Nicolás (ahora reconstruidos en el parque de la Taconera) y se amplió el Portal Nuevo.
Observaciones: El visitante puede recorrerlas desde el parque de la Media Luna hasta la Taconera o siguiendo el Parque Fluvial del Arga.
Museo de Navarra
Localidad: Pamplona (31001). Dirección: Calle Cuesta Santo Domingo, s/n. Zona: La Cuenca de Pamplona. Horario: Invierno 2011: De martes a sábado, de 9:30 a 14:00 y de 17:00 a 19:00. Domingos y festivos, de 11:00 a 14:00. Días 24 y 31 de diciembre, solo por la mañana. Días 25 de diciembre y 1 de enero, cerrado. Precio: 2 €. Descuentos especiales para determinados colectivos y para grupos. Entrada gratuita los sábados por la tarde y los domingos.
Enlaces de interés: www.pamplona.net  Email: museo@cfnavarra.es Teléfonos: 848426492 – 848426498  Fax: 848426499.
Es posible que haya decidido conocer el centro histórico de la capital, atraído por la merecida buena fama que tienen sus bares y comercios, o movido por el gratificante   gusto   por   callejear.   En  ésas,  quizá  se acerque hasta la calle Santo Domingo sólo con la intención de recorrer desde su inicio el paso del emblemático encierro de San Fermín, pero algo puede hacerle cambiar de planes y hacer que la jornada sea completa: la visita al Museo de Navarra.
El edificio, antiguo hospital de Nuestra Señora de la Misericordia y museo desde 1956, da un repaso al arte e historia de Navarra desde la Prehistoria hasta nuestros días, y entre sus piezas más destacadas cabe mencionar: el mosaico romano del Triunfo de Baco, datado en el S.I, los capiteles románicos de la antigua catedral de  Pamplona, la arqueta mozárabe de Leyre, o el retrato del Marqués de San Adrián, pintado por Francisco de Goya.
Coronando la cuesta anexa a la calle Santo Domingo, el edificio del Museo de Navarra exhibe orgulloso su cometido: hacer presente el pasado. En la portada del Museo se funden ambos en la más cuidad armonía, anunciando ya en el umbral un paseo por la historia y el arte de estas tierras casi desde que el hombre decidió asentarse en ellas.
El edificio alberga piezas singulares del patrimonio navarro presentadas de forma cronológica a lo largo de sus cuatro alturas, desde la Prehistoria en el sótano, al arte del siglo XX en la última planta.
La visita se inicia con las salas dedicadas a la prehistoria, el arte romano y el arte medieval. Esperan aquí su visita una copa ritual de la Edad de Hierro, mosaicos como el de Teseo y el Minotauro y restos arquitectónicos que atestiguan la presencia romana en Pamplona y varias localidades navarras.
En esta primera planta y en parte de la segunda se exhiben joyas del arte medieval navarro: hermosos capiteles de la antigua Catedral románica de Pamplona, esculturas góticas, tesoros de la orfebrería medieval y una joya que no debe perderse: la arqueta de Leyre, finalmente esculpida en marfil en el año 1005.
Obras del Renacimiento completan la segunda planta del edificio, con el Mural del Palacio de Oriz, del siglo XVI, como una de sus más importantes piezas. En la planta tercera, le esperan obras del Barroco y del siglo XIX, y la cuarta está dedicada al siglo XX.
El Museo de Navarra exhibe con orgullo, uno de los mejores retratos firmados por Francisco de Goya, el Marqués de San Adrián, una obra de madurez del artista en la que demuestra su dominio técnico pleno.
Goya aplica aquí directamente la pincelada de color consiguiendo la plasmación de volúmenes, luces y texturas al margen de convencionalismos academicistas. Se trata de un retrato aristocrático con tintes románticos y profunda captación psicológica.
Además de obras de figuras clave de la pintura navarra como Javier Ciga o Jesús Basiano, el Museo cuenta con una colección de obra contemporánea de artistas vinculados con Navarra, como Julio Martín Caro, Jorge Oteiza, Mariano Royo, Pedro Salaberri, Juan José Aquerreta o Pedro Manterota. En su visita al Museo de Navarra, percibirá una dinámica actividad: aquí se realizan exposiciones temporales, ciclos de cine, conciertos y conferencias abiertas al público. Hay visitas guiadas a la colección permanente y a las exposiciones temporales. Posee biblioteca, tienda-librería y un fondo documental de artistas navarros contemporáneos.